window.onload = function () { (function(){function r(e){if(!window.frames[e]){if(document.body&&document.body.firstChild){var t=document.body;var n=document.createElement("iframe");n.style.display="none";n.name=e;n.title=e;t.insertBefore(n,t.firstChild)}else{setTimeout(function(){r(e)},5)}}}function e(n,a,o,c,d){function e(e,t,n,r){if(typeof n!=="function"){return}if(!window[a]){window[a]=[]}var i=false;if(d){i=d(e,r,n)}if(!i){window[a].push({command:e,version:t,callback:n,parameter:r})}}e.stub=true;e.stubVersion=2;function t(r){if(!window[n]||window[n].stub!==true){return}if(!r.data){return}var i=typeof r.data==="string";var e;try{e=i?JSON.parse(r.data):r.data}catch(t){return}if(e[o]){var a=e[o];window[n](a.command,a.version,function(e,t){var n={};n[c]={returnValue:e,success:t,callId:a.callId};if(r.source){r.source.postMessage(i?JSON.stringify(n):n,"*")}},a.parameter)}}if(typeof window[n]!=="function"){window[n]=e;if(window.addEventListener){window.addEventListener("message",t,false)}else{window.attachEvent("onmessage",t)}}}e("__tcfapi","__tcfapiBuffer","__tcfapiCall","__tcfapiReturn");r("__tcfapiLocator");(function(e,t){var n=document.createElement("link");n.as="script";var r=document.createElement("link");r.as="script";var i=document.createElement("script");i.id="spcloader";i.type="text/javascript";i["defer"]=true;i.charset="utf-8";var a="https://sdk.privacy-center.org/"+e+"/loader.js?target_type=notice&target="+t;if(window.didomiConfig&&window.didomiConfig.){var o=window.didomiConfig.;var c=o.country;var d=o.region;if(c){a=a+"&country="+c;if(d){a=a+"®ion="+d}}}n.href="https://sdk.privacy-center.org/";r.href="https://sdk.privacy-center.org/";i.src=a;var s=document.getElementsByTagName("script")[0];s.parentNode.insertBefore(i,s)})("829e56eb-a72b-4b64-91c3-1e63c21ebf06","PycgBf28")})(); };

SI TÚ TAMBIÉN LO HACES...

¿Duermes abrazado a la almohada? Esto tiene una explicación psicológica

Cada acción que llevamos a cabo puede reflejar aspectos de nuestra vida y personalidad sin ser conscientes. Y dormir abrazado a una almohada también. Te lo contamos.

Una mujer durmiendo abrazada a una almohada

Publicidad

Es habitual que los niños duerman abrazados a un peluche, pero también es más normal de lo que pensamos que los adultos lo hagan a una almohada. Se trata de un hábito súper común que refleja algunos aspectos de la personalidad y el estado emocional de una persona.

En un primer lugar, se ha comprobado que cuando pasamos por etapas de mayor soledad o más estrés, la probabilidad de dormir abrazado a una almohada aumenta. Y es que, como forma de autoconsuelo, este gesto nos permite relajar el cuerpo y dormir mejor.

El motivo más común es para sentir esa sensación de o físico y cercanía que podemos experimentar al abrazar a alguien. Al hacerlo con la almohada, tenemos más sensación de protección y consuelo, una forma de sentirnos seguros y recibir afecto.

Dormir abrazado a la almohada
Dormir abrazado a la almohada | iStock

Además de estas manifestaciones, los expertos en psicología apuntan que las personas que duermen abrazando una almohada tienden a ser más cariñosas, leales y con fuertes vínculos emocionales con las personas que les rodean. Un comportamiento que podría estar relacionado con el apego emocional y el deseo de sentirse protegidos, pero también de proteger a otros.

De la misma forma, otros rasgos de la personalidad que podrían sacarse en claro al conocer este hábito al dormir son la honestidad y la sinceridad. Se ha estudiado que las personas que abrazan a la almohada para dormir son más abiertas, más honestas y que tienden a decir lo que piensan sin filtros.

Y tú, ¿duermes abrazado a la almohada? Y si es que sí, ¿te identificas con algunos de estos aspectos?

Novamas» Vida

Publicidad