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Economía

Edificios construidos con lana: la revolución en la construcción

En una finca de Madrid se trabaja con dos especies autóctonas de la Comunidad: la oveja Rubia de El Molar y la Negra Colmenareña, actualmente en peligro de extinción.

Ovejas

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Poco a poco se acerca el verano y comienza a apretar el calor. Es tiempo de esquileo para las ovejas en las fincas ganaderas del país. Por esa razón, los ganaderos en estas fechas no paran de preparar a sus animales para las altas temperaturas de la época estival.

Uno de los epicentros ha sido la finca de "La Chimenea", un centro de investigación del Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA). Precisamente, se han esquilado en una jornada unas 400 ovejas, para preparar al ganado para los próximos meses.

Cabe destacar que no son unas ovejas cualquieras, porque en esta finca se trabaja con dos especies autóctonas de la Comunidad de Madrid: la oveja Rubia de El Molar y la Negra Colmenareña (de Colmenar Viejo), que se consideran actualmente en peligro de extinción. Apenas sobrepasan los 1.800 ejemplares en el primer caso y los 7.000 en el segundo en toda la península.

Problemas en el mercado

La lana ha sido y, en muchas ocasiones, es uno de los productos más importantes en muchas regiones. Sin embargo, las nuevas técnicas y materiales de la industria textil han ido relegando a esta materia prima a un puesto secundario. Es por este motivo que muchos ganaderos esquilan la lana de las ovejas pero la tienen que almacenar por toneladas en sus almacenes porque no pueden colocarla en el mercado. "La lana se ha convertido en un residuo para nosotros", asegura Nacho Valero, ganadero de la Comunidad de Madrid. Y es que explica que deben esquilar cada año su ganado por motivos de salud e higiene, pero lamentan que la lana lleva "por lo menos más de 10 años sin tener rentabilidad". Es por eso que el esquilar ha acabado siendo un gasto más para ellos en vez de una fuente de ingresos.

Nuevos usos de la lana

En el IMIDRA conocen de cerca esta situación y por ese motivo llevan años estudiando nuevas aplicaciones y usos para la lana. Santiago Moreno, investigador del área de ganadería explica que algunas de las utilidades que han observado es la aplicación de este material en la construcción. "Se puede usar como aislante para edificios o ladrillos para construirlos", informa Moreno.

Su resistencia a las temperaturas extremas, el fuego o la humedad la convierten en un material ideal en este sector. Por otro lado, también han visto que puede tener implicaciones positivas para la agricultura. Alicia Solano, gerente de esta finca del IMIDRA, asegura que su uso en los cultivos ayuda a mantener la humedad en el terreno. Además, la lana en los fertilizantes les proporciona más aire y por consiguiente, mejoras en el cultivo.

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